sábado, 20 de octubre de 2012
La ESMA, Hitler, la Iglesia y las realidades del infierno
Nos quedamos azorados cuando vemos estas fotos, ( http://galeriadefotos.telam.com.ar/galeria/auschwitz---birkenau_g72/ ) como cuando se recorre capucha y capuchita en la ESMA, una visita que debe ser obligatoria, por uno mismo.
Tomar contacto con la realidad del infierno estremece, y ponerse en el lugar y en el tiempo en esos lugares, da ganas de llorar. Y uno ingenuamente tiende a creer que la repulsa es general y universal. Error.
En muchos sectores de la sociedad anida ese huevo de la serpiente, que es la indiferencia, la denigración o la violencia hacia el diferente. O la complacencia con la explotación o la servidumbre. O la mofa, que suele ser muy cruel y cobarde. Si lo sabrán todas las minorías.
En muchos sectores del fundamentalismo cristiano, que se hace cruces ante cualquier ampliación de derechos que invada sus “verdades fundamentales”, tienen sus justificaciones históricas sobre el nazismo y sus crímenes, y en paralelo, no dejan de introducir sus propias explicaciones sobre la desaparición de personas en la Argentina, para justificar también sus alianzas con el poder.
Los ejemplos son tétricos y recorren en estos últimos 80 años diferentes escenarios y protagonistas, pero un mismo hilo conductor los une.
Desde el cardenal Pacelli, que luego fuera Pío XII, que facilitó el acceso de Hitler a la Cancillería, con tal de que el régimen le asegurase la preeminencia del catolicismo sobre las otras Iglesias, y sin olvidar como complemento, para demostrar que no eran posiciones personales, sino institucionales, que cuando Mussolinidecidió lanzarse a una guerra de conquista, contra Etiopía, Pío XII aprobó que aquellas modernas armas de fuego que iban a masacrar africanos armados de lanzas y cuchillos, fueran bendecidas por cardenales cercanos a la sede de San Pedro.
El cardenal Schuster, de Milán, proclamó la expansión fascista en Africa como “una guerra santa”.
O tener presente que en España fueron complacientes con la reacción, como se puede advertir por las manifestaciones de apoyos de los papas Pío XI, Pío XII y Juan XXIII que dan su bendición especial a Franco ensu golpe militar y guerra fraticida entre españoles:
“a los que se habían impuesto la difícil y peligrosa tarea de defender y restaurar los derechos y el honor de Dios y de la Religión” (Pío XI, Castelgandolfo, 1936).
“España (…) acaba de dar a los profetas del ateísmo materialista de nuestro siglo la prueba más excelsa de que por encima de todo están los valores de la religión y del espíritu” (Pío XII, 1939).
“Franco da leyes católicas, ayuda a la iglesia, es un buen católico: ¿Qué más se quiere?” (Juan 23, 1960).
Las cosas no han cambiado, como no podrían cambiar porque el antisemitismo es parte inescindible del ADN de la Iglesia católica.
Solo resta mirar para atrás para advertir que a sus espaldas cabalgan crímenes contra la humanidad como los de la “Santa Inquisición” ó “Santo oficio“, hoy llamado “Congregación para la doctrina de la fe“.
La inquisición nunca fue abolida por la Iglesia, solo actualizó un nombre ya devaluado, congregación dirigida hasta escasos años por el actual Benedicto XVI, o Ratzinger, que así se llamaba cuando era miembro de la juventudes nazis para más tarde ser soldado de Hitler en las baterías antiaéreas,
Nunca estuvieron más cerca, física y espiritualmente, las FF.AA. en Argentina y la Iglesia como a partir del golpe del 24 de marzo de 1976.
“La Jerarquía apoyó el sistema de la desaparición de personas en forma teórica y práctica.
Teóricamente, por medio de la Teología de la Dominación que legitimó la Doctrina de la Seguridad Nacional, como se ha conocido, y prácticamente, con el servicio del Vicariato Castrense, el cual, por medio del Vicario Adolfo Tortolo hasta 1982 y por su sucesor José M. Medina; del Provicario Victorio Bonamín y de los 250 capellanes militares que prestaron la debida “asistencia espiritual” a los desaparecedores, sin olvidar al repugnante capellán Won Wernich sentenciado por sus crímenes.
Las “actitudes prudentes, amistosas y comprensivas” como supo manifestarlo el mismo Videla, con respecto a la Iglesia, en su interlocución con los cardenales Aramburu, Primatesta, Plaza y el resto, nos exime de abundar en otras consideraciones.
En el año 33, y después de algunas elecciones parlamentarias, el nazismo seguía siendo minoría en el parlamento Alemán, y pese a la presión que introducía con su vandalismo en las calles, se mantenía con poca capacidad para superar a la social democracia.
Pero en un sistema parlamentario, pueden suceder, por causas exógenas imprevisibles decisiones que producen consecuencias impensadas. Ningún sector tenía los votos para imponerse sin acuerdos con otros partidos.
El Presidente Hienden anciano y sin voluntad dejaba hacer impotente.
Entonces Hitler pactó con el cardenal Pacelli, y logró que éste, convenciese al partido demócrata cristiano(la mayor minoría opositora a los socialdemócratas) que lideraba Von Papen, ante la debacle socialdemócrata, que se abstuviera en una sesión del Parlamento, donde se planteaba un voto de confianza al gobierno.
Los Cristianos de Von Papen se abstuvieron, los sectores reaccionarios se encolumnaron detrás de Hitler, cay el gobierno de los socialdemócratas, e Hienden ante la acefalía de poder político, llamó a Hitler a formar gobierno.
Éste hizo sus alianzas, incluyendo a los democristianos y asumió como canciller, con el apoyo de todas las minorías extremas.
Hitler ganó el gobierno, y luego el poder, barriendo con Hindeburg y cerrando a sangre y fuego el parlamento.
Sirve para desmentir los dichos que Hitler llega al poder por el voto mayoritario del pueblo Alemán. Llega por sus maniobras, incluyendo en ellas, las realizadas con sectores importantes de poder, como la mismísima Iglesia.
Después ya no necesitó votos para mantenerse en el poder.
Von Papen fue premiado con el ministerio de R. Exteriores, que poco le duró, el tiempo necesario para que Hitlerse afianzase. Pacelli pudo firmar su Concordato con el nuevo gobierno que le garantizaba sus demandas.
El Concordato del Reich le garantizó a Pacelli el derecho a imponer un nuevo Código de Leyes Canónicas sobre los católicos de Alemania.
A cambio, Pacelli colaboró en el retiro de los católicos de la actividad política y social. Luego Hitler insistió en la disolución “voluntaria” del Partido Central Católico Alemán“, el de Von Papen.
Con la firma del concordato logró el sustento necesario para ser electo al poco tiempo Papa, ya que bien se cuida la Iglesia de poner al frente de su Estado, a quien representa las corrientes de la época y Pacelli podía mostrar sin pudores, su coincidencia con el poder emergente de Alemania, a través de años de manifestaciones expresas desu posición ideológica de derecha extrema.
Tanta fue la coincidencia oportuna y estratégica, que fue llamado “El Papa de Hitler”, por su antisemitismo y escandaloso silencio ante el genocidio de millones de judíos, gitanos, homosexuales y transexuales durante la segunda guerra mundial y la “solución final” de Hitler y su ejercito nazi.
El pueblo alemán, gracias a esos entendimientos en las sombras, se ganó sufrir bajo una feroz dictadura que lo hundió, los españoles estaban a horas de ser conejitos de indias de la maquinaria de guerra nazi, los pueblos europeos se ganaron una guerra que dejó millones de víctimas, los eslavos estaban en la prioridad para ser convertidos en esclavos, los EEUU estaban en las vísperas de emerger como la primera potencia mundial,el dictador Stalin se permitiría barrer con toda posible oposición e instaurar su propio régimen de terror, y losJudíos, quedaban a la puerta del exterminio de 6 millones de sus miembros.
No casualmente en ambos tiempos infernales, a la Iglesia no le alcanzó con mirar cobardemente hacia otro lado ante los campos de exterminio y de tortura, sino que fue instrumento de acceso, de sostenimiento y convalidación del terror.
Razones de Estado, como son fundamentalmente las posiciones que asume la Iglesia, a partir de la férrea conducción política del Vaticano, la llevaron a privilegiar su relación con el Poder, en desmedro de suacción evangélica, para la que supone se ha organizado.
No haremos análisis contrafácticos, suponiendo que la Iglesia se hubiese erguido dignamente contra el terror.
Pero ni allí, ni aquí, estamos seguros, se hubiese llegado a los extremos a que se llegó.
Nunca será ocioso, aunque sea con una visión superficial, volver a mirar esos lugares inhumanos, que ayudan a repensar cuales son las obligaciones de cada uno, como personas.
La pregunta que queda flotando, es si acaso la Merkel por otras vías, las económicas y financieras y no por las invasiones, logra dominar a Europa con más éxito que Hitler.
Y como la religión de estos tiempos, tiene sus templos en las entidades financieras multilaterales, le sirve a lanueva Führer, reemplazar en sus acuerdos estratégicos, a los vetustos cardenales y legados papales, por los funcionarios del Banco Mundial, el FMI o el Banco Central Europeo, que maneja el bendito Euro.
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