jueves, 18 de octubre de 2012
LOS DISCAPACITADOS TIENEN DERECHO A ENTRETENERSE
Esta es la nota que Adriana giró a varios medios, para quejarse (con justa razón) por las trabas que aún persisten para el libre movimiento de personas con discapacidades motrices. Apelo a este medio con la esperanza de que las autoridades del Gobierno de la Ciudad de Buenos tomen mi inquietud y arbitren los medios necesarios para corregir una falencia inadmisible en la ciudad de Buenos Aires, que es donde vivo, y no puedo imaginar que es lo que ocurre al respecto en el resto de nuestro país. El tema en cuestión son las rampas de acceso para sillas de ruedas, que existen en hospitales, en escuelas, en algunas reparticiones públicas y en las esquinas de algunas calles, no en todas, y las existentes en una gran medida en desastroso estado de conservación lo que las convierte en intransitables, pero en fin, por lo menos están. Esto último es perfectible, pero lo que no resulta admisible es que nadie haya pensado que un discapacitado motriz no sólo va al hospital o concurre a alguna repartición para efectuar un trámite, el ser humano necesita esparcimiento y aún más lo necesita quien ve limitadas sus posibilidades de deambular y he aquí la cuestión, pensar en concurrir a ver un espectáculo teatral, o ir a un cine, o pensar en ir a comer a un restaurante, o tomar un simple café en un bar pareciera ser algo reservado solamente para aquellos que pueden caminar, nadie se ha detenido a pensar lo frustrante que es avanzar por la calle buscando un lugar donde esté la ansiada rampa que permita el acceso, rara vez la excursión concluye con éxito, las posibilidades se reducen a aquellos lugares donde no hay escalones porque las rampas brillan por su ausencia. Quedan dos caminos, o sentarse en la vereda aunque las inclemencias del tiempo opaquen el placer de la salida o efectuar una gira de inspección previa a la salida y tomar nota meticulosa de los lugares posibles y dirigirse directamente hacia allí. De ir al teatro o al cine olvidarse, solamente el Cine Gaumont es amigable para este tipo espectadores. Ahora bien, digo yo, en estos tiempos de inclusión para todos, derechos humanos, etc, etc, ¿es demasiado pedir que las autoridades pertinentes dirijan unos minutos de su atención a esta problemática y arbitren las ordenanzas que sean necesarias para que los lugares de esparcimiento también coloquen las dichosas rampas? Otro capítulo aparte de esta odisea son los edificios de departamentos, existe la reglamentación, poquísimos la cumplen, hay que renunciar a visitar amigos o familiares que viven en edificios con escalones en la entrada que no han puesto la rampa. Otra frustración ir de visita no, tampoco!!! Estamos condenando a la reclusión domiciliaria a quienes sólo son culpables de necesitar una silla de ruedas para movilizarse, no se trata de delincuentes que purgan penas. Por todo lo antes expuesto, solicito enérgicamente a quienes corresponda tomen las medidas necesarias a fin de corregir esta falencia de nuestra querida Buenos Aires, y que así como es Gay Friendly (lo que me parece muy bien) se convierta en Discapacitados Friendly para que así puedan ser un poco más felices y lo de derechos humanos para todos sea un poquito más cercano a la verdad. Adriana Alvarez
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario